La juventud de la catedral diocesana bendijo las aguas argentinas (un testimonio de un testigo de vista)

En el día de ayer junto a la juventud diocesana de la Catedral, celebramos la Epifanía del Bautismo del Señor Jesús Cristo viajando hacia un pueblo a 123km de la Capital de Buenos Aires, llamado Chascomus.

 

Siete personas éramos en total aventurándonos, buscando un lugar propicio y adecuado dentro de este pueblo. El Padre Antonio viendo desde diferentes puntos el lago chico, quería buscar que los elementos presentes en la naturaleza estuvieran particularmente equilibrados, insistiendo en 3 oportunidades el cambio de lugar. Nosotros no entendíamos por qué, pero tuvo su buen resultado y les comentaré luego.

 

Luego de 3 intentos, como bien mencioné antes, dimos con una orilla al lago muy cómoda, donde los árboles, el viento y las aguas hacían un perfecto contraste los unos con los otros brindándonos las bondades que necesitábamos. Allí nuestro Padre dio comienzo al Rito de la Epifanía del Bautismo de Nuestro Señor. Leyendo las oraciones dictadas por la tradición de los Santos Padres, mojando la Bendita Cruz en las aguas, bendiciéndonos a todos, cuando la Divina Energía del Señor se hizo presente, Antonio se sumergió en las aguas nadando con una leve sonrisa que lo caracteriza, la cual era ornamentada por la luz del Sol.

 

Tengo que admitir que algunos no tuvimos la confianza o más bien decir, llenos de pudor no nos sumergimos y algunos otros sí. ¡Y en fin! Nuestra hora más deseada llegaba, las más ricas comidas y bebidas se hicieron presentes, música, juegos de inteligencia, risas y chistes ocuparon nuestro tiempo restante siempre con una apacible contemplación del paisaje que nos acompañaba, pero esto no termina aquí.  Algunas señales empezaron a manifestarse, pequeñas, pero significativas para nuestra suerte. Luego de una clara explicación del Icono del Bautismo del Señor, sucedieron estas, vimos un velero desplazarse en dirección contraria a la corriente del agua, una bella paloma volaba dejándose acariciar por el suave viento que había y sin oponerse a él, ella hacia iba y venía y siempre haciendo líneas invisibles sobre el lugar donde nosotros estábamos sentados, ¿Increíble verdad? ¿Que podríamos decir de un velero que puede dirigirse en forma contraria a  la de la corriente del agua, después de la Bendición del Agua? O ¿Una Paloma que se posa suavemente en los aires dibujando su aleteo sobre nosotros? Este día había sido Bendecido por el Altísimo, ¡sin contar también que varias de las delicias que probamos habían sido entregadas el mismo día horas antes por feligreses! Como dicen los rusos, ¡красивый!. Finalmente, con una bella Luna crepuscular, cayendo la tarde nos dirigimos hacia la ciudad, con la paz y el silencio del Señor. Amén

 

¡Gloria a Dios en las Alturas, y en la tierra paz a los hombre de buena voluntad!

 

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