Estimados señores y señoras, queridos amigos y amigas.
Ahora ya sabemos sobre un acontecimiento triste, sobre algo terrible, sobre una tragedia que sucedió en Rusia, en la ciudad de KEMEROVO. Allí en el fuego se perdieron 60 personas, entre los cuales estaban chicos.
Somos personas de buena voluntad, somos cristianos, y por eso les pido a todos: “Vamos a ayudar a todos los sufridos. Vamos a rezar que Dios apoya y fortalezca a los vivos perdidos sus padres, hijos y prójimos.
Oraremos especialmente por los difuntos. Que еl Señor nuestro les conceda descanso sus almas en un lugar de luz, de refrigerio y de reposo; pues es Dios bueno que ama cada uno de nosotros.
Les propongo a todos a estar un minuto en silencio para recordarlos.
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