Mensaje de la Navidad de Ignacio, metropolita de Argentina y América del Sur.

¡Reverendos padres, co-servidores del altar del Señor

y pastores del pueblo de Dios,

devotos de la vida monacal,

hermanos y hermanas!

¡Feliz Natividad de Jesucristo!

 

La Navidad es un acontecimiento grande y misterioso: el mismo Dios ha descendido a la vida del mundo. Y desde de ese dia todo ha cambiado – dentro y fuera de cada uno de nosotros. Todo lo bueno y bello que se ha creado en el mundo después del Nacimiento,  guarda relacion con el Nacimiento. La pureza, la luz, el amor en nuestras almas son sus frutos. Con la Navidad comienza nuestra felicidad terrena y bienaventuranza eterna.

¿Como y con que podemos agradecer al Señor por ello? «Todas Tus creaturas a Tí te rinden gratitud: los ángeles su canto, los cielos la estrella, los magos sus ofrendas, los pastores su piadosa adoración, la tierra su cueva, el desierto su pesebre, nosotros la Virgen» (Canto del oficio del Concilio de la Purisima Madre de Dios). ”Nosotros” somos todos aquellos que hemos vivido y los que aún vivimos con la esperanza puesta en Cristo, cuya manifestación se hace presente una y otra vez en la tierra de nuestra alma. Sus hijos, y pequeñas células de un cuerpo universal, el cual es la Iglesia de Cristo.

El Salvador desea que saciemos Su hambre y sed, Lo visitemos en Su enfermedad, Lo alojemos como un sin techo. ¿Podemos decir que hemos hecho todo esto? Si, podemos. Lo hicimos durante toda la historia de nuestra diócesis. Y continuamos haciéndolo por los últimos seis meses, en los cuales, por la bendición del Santísimo Patriarca, estoy trabajando en la tierra sudamericana. Junto a ustedes. Todo este tiempo nosotros y nuestros predecesores intentamos trabajar de corazón y sin titubear para el bien de la gente, que significa para Dios mismo.

Por gracia de Dios he podido visitar casi todas las parroquias de Argentina, Brasil, Ecuador, Colombia, Chile. Algunas de ellas mas de una vez. Y por ello puedo asegurar: todos nuestros sacerdotes son pastores buenos y por cada uno de ellos se puede decir con las palabras de Salvador: «El pastor bueno da su alma por sus ovejas». Ellos llevan su servicio dignamente, se preocupan por la salvación del rebaño bajo su cuidado, sirven piadosamente delante del trono de Dios, llevan Su palabra a quienes lo necesitan. Restauran templos, ayudan a los que nada tienen, consuelan a los que sufren.

Quisiera dirigir unas palabras de agradecimiento en especial para aquellos, que llevan la dignidad monástica. Hasta el momento, en América del Sur, no ha habido ningún monasterio perteneciente a nuestro patriarcado. Por eso los monjes y novicios deben trabajar en ambientes seculares. Combinar la soledad de la vida monástica y el alejamiento del mundo con los quehaceres cotidianos llenos de preocupaciones y gestiones. Que pueda el sostén inmutable de Dios, fundador del monasticismo, fortalecerlos y darles las fuerzas para seguir por el camino de los santos padres y los piadosos pastores.

Cordialmente agradezco al pueblo de Dios, nuestros fieles quienes encontrándose en ambientes seculares, guardan con celo y fortalecen su fe. Llevados por la necesidad se esfuerzan desde la mañana hasta tarde en la noche y encuentran tiempo para dedicarlo a nuestra iglesia, que es la casa de Dios.

Los contemporáneos del Salvador hallaron su fe a través de El. Nuestros contemporáneos hallan su fe a través de nosotros, los cristianos. Aquellos buscan en la iglesia el camino, la verdad y el amor y deben encontrarlos en cada uno de nosotros. Nosotros, los cristianos, tenemos las respuestas a las cuestiones fundamentales de la vida, las cuales nos reveló Dios mismo en Su Evangelio. A nosotros se nos ha encomendado ir y enseñar a todas las gentes los mandamientos de Cristo y debemos ser merecedores de Su llamado.

La gente necesita de nosotros, esto es, Dios necesita de nosotros. Aspiramos activamente a amar a nuestros semejantes, lo que significa que Dios nos ama. Intentamos vivir en el ámbito de la iglesia y allí estamos yendo por el Camino, hacia el Objetivo, con la Verdad, cada uno de los cuales es Jesucristo. Y he aquí, Él esta con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

 

 

Felicito a todos con la Navidad de Cristo!

Просмотры (12)

Добавить комментарий

Ваш e-mail не будет опубликован. Обязательные поля помечены *