Arzobispo Emil Paul Tscherring, Nuncio Apostólico en Argentina El Papa lo designó para que lo represente ante Italia. Aún, no nombró a su reemplazante en Buenos Aires

Monseñor Tscherring, nuncio apostólico en Argentina y ahora el Papa Francisco
decidió designarlo a la representación papal ante Italia. Foto: Agencia AICA.

El Papa Francisco decidió trasladar al Nuncio Apostólico en Buenos Aires –el embajador papal en el país-, monseñor Emil Paul Tscherrig, a Roma para que cumpla las mismas funciones ante el Estado y la Iglesia italianos. El traslado implica para Tscherrig un importante reconocimiento, por la importancia política y eclesiástica que tiene Italia para el Vaticano. Por ahora se desconoce quién lo reemplazará aquí como nexo del pontífice con el gobierno y la Iglesia argentinos.

Tscherrig fue designado como Nuncio en el país a comienzos de 2012 por el Papa Benedicto XVI, en reemplazo de monseñor Adriano Bernardini, quien en aquel momento también pasó a desempeñarse como embajador del Vaticano ante Italia. Pero, a diferencia de Bernardini, que tenía poca sintonía con el entonces cardenal Jorge Bergoglio, Tscherrig tuvo una relación óptima con el arzobispo de Buenos Aires, convertido en el Papa Francisco en marzo de 2013.

Con Bergoglio como Papa, Tscherrig debió llevar adelante las delicadas relaciones con los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, papel que desempeñó con gran discreción. Con Cristina, la relación de la Iglesia fue muy tensa, en particular con el entonces arzobispo Bergoglio. Pero la Presidenta y su gobierno dieron un giro sorprendente tras la elección como Papa del cardenal argentino.

Con Macri la relación del Papa -en la que debió moverse Tscherrig- fue inicialmente fría, pero luego se fue mejorando. De todas formas, durante la gestión del actual Nuncio no se pudo concretar ni en los tres primeros años de Cristina ni en el año y medio de Macri la visita del Papa a su país, que sigue estando pendiente.

A Tscherrig le tocó elevar al Vaticano las ternas de nuevos obispos argentinos y canalizar esos nombramientos del Papa, que ya superan el tercio del total de purpurados y llevan la impronta del papado actual. Paralelamente, le tocó afrontar el tremendo escándalo de los abusos en perjuicio de chicos hipoacústicos del instituto católico Próvolo, de Mendoza.

El cargo de Nuncio en Italia es particularmente importante para Francisco, porque no tiene una relación fácil con varios miembros del Episcopado italiano, a quienes les cuesta sintonizar con el espíritu más abierto y despojado que busca imprimirle a sus obispos el pontífice argentino. Por eso puede interpretarse que el conocimiento que tiene de Tscherrig le confirmó en que es la persona para ese puesto tan delicado.

Tscherrig, de 70 años, es oriundo de Suiza. Doctor en derecho canónico y diplomático de carrera, se desempeñó en las representaciones pontificias de Uganda, Corea, Bangladesh y en la Secretaría de Estado de la Santa Sede. Fue nuncio en Burundi; Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Bahamas, Barbados, Dominica, Jamaica, Grenada, Guyana, Surinam, San Cristóbal y Nevis, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, y también fue delegado apostólico en las Antillas. Luego se desempeñó, en Corea y Mongolia, y finalmente en Suecia, Noruega, Finlandia, Dinamarca e Islandia.

El 24 de agosto pasado, Tscherrig se reunió con el Papa y se supone que, durante ese encuentro, el pontífice lo notificó sobre su nuevo destino diplomático. Ahora resta la aprobación de su plácet por parte del gobierno italiano. La república de San Marino -un pequeño enclave de 39 kilómetros cuadrados ubicado al norte de Roma- ya lo hizo.

Sergio Rubín

Roma — Enviado Especial

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